La
otra tarde propuse a mis hijos pensar en algo que les apeteciera
contar sobre Nuca, algo sobre cómo es su vida con nosotros
o la nuestra desde que ella forma parte de nuestra familia.
Mi hijo sólo tiene dos años, pero a pesar de
ello tiene muy claro lo que quiere decir.
Que es muy buena, que le ayuda a dormir la siesta (que sólo
duerme si Nuca está a su lado), y que es muy divertida
haciendo de monstruo en sus juegos, cuando él se esconde
bajo las almohadas para que lo encuentre, lo destape y mordisquee
esos zapatitos que asoman. Mi hija ya es mayor. Con sus cuatro
años sabe que hay que contar algo más serio,
así que insiste en que diga que ellos tratan a Nuca
muy bien. Después de merendar es para ella siempre
su última galleta, le dejan sus peluches aun sabiendo
que no volverán, ayudan a mamá a sacarla a pasear...
En cuanto a mí la verdad es que lo tengo muy fácil,
porque poco hay que añadir a tan sabias palabras. Tal
vez que Nuca se adaptó a nosotros enseguida. Con los
niños ha sido siempre extremadamente dulce, paciente.
A veces duerme con ellos, a veces les hace rabiar, a veces
juega junto a ellos y a veces se aparta un poco buscando algo
de paz, harta de que la disfracen, se tumben sobre ella, la
acaricien... Pero tiene tan buen carácter que nunca
se enfada, los busca, acaba escogiendo un sitio a su lado
en el sofá.
Merce, Agustín, Laia y Eric (Cervelló).
Unko
es feliz, es la chispa de la vida, es un terremoto, aún
un bebote, va corriendo a todas partes, moviendo su rabito
lesionado, tiene pelusilla, todavía no es pelito. Es
suave, gamberro, inocente, alegre, mirada tierna y limpia
de llegar al mundo a descubrir todo, a saber cosas, a querernos
mucho. Sólo quiere que le mimen, que le acaricien,
que le cojan en brazos, es todo ternura!!! Va con sus patitas
de caballito andaluz, las orejas tiesas y el rabito alto,
tan contento él, pin, pin, pin, oliendo todo, aire,
suelo, gente, papeles, perros, gatos. Llega a casa y cuando
nos sentamos en el sofá, viene corriendo por el pasillo
y zas! se sube y se tumba a nuestro lado, siempre apoyándose
en nosotros, se queda frito y de ahí no le saca ni
una traca valenciana. Con Charli nuestro gato es divertidísimo.
Le busca como si fuera un perrito y le da el morrete. Charli
a veces le bufa un poco, pero creo que le va entendiendo.
Unko viene corriendo, se sube a la cama, !que no! y se baja
y se tumba en su colchón, todo en medio segundo. Juega
con todo y todos, va trotando patizambo, aún no sabe
ni andar bien. No se asusta de nada, va a todo el mundo...
es un amor de simpatía. Es un amor.
« Eva Gutierrez
(Madrid). |